LA CONSULTA POPULAR EN EL ECUADOR: VISIÓN HISTÓRICA Y SU IMPORTANCIA EN EL 2022
Por: Fausto Camacho Zambrano
La consulta popular sin lugar a duda es el mecanismo de democracia directa cuyos resultados están revestidos de alta legitimidad, desde 1978 hasta la fecha los ecuatorianos hemos acudido a las urnas 11 veces a fin de pronunciarnos sobre variados temas que los respectivos gobiernos consideraron importantes. Desde la perspectiva institucional democrática las consultas más trascendentes fueron los referéndums mediante los cuales se aprobaron dos constituciones (1978 y 2008) y los referéndums y plebiscitos de convocatoria a Asamblea Constitucional y Constituyentes, así como para enmendar la Constitución (1997, 2007 y 2011).
Esos comicios, con excepción del primero en 1978, fueron propuestos como eventos que permitan validar y facilitar la aplicación de un proyecto político y para avalar la gestión del gobierno proponente. Surgieron en respuesta a crisis de gobernabilidad política, a la pugna entre los poderes legislativo y ejecutivo, al bloqueo en la promulgación de leyes, la designación de autoridades o como el camino para establecer otras reglas de juego del quehacer democrático, que las élites y la clase política no fueron capaces de alcanzar a través del dialogo y la construcción de acuerdos transparentes en función de los intereses nacionales.
En el Ecuador, como en casi todos los países democráticos, los resultados de una consulta popular están ligados a la oportunidad y pertinencia de las preguntas, en función de los sentimientos y necesidades de la población, así como al mayor o menor grado de aceptación del gobierno que la propone. Así lo muestra la experiencia del país: las propuestas de Febres Cordero (1986) y Durán Ballén (1995) fueron rechazadas porque las consultas se convirtieron en la oportunidad para expresar el descontento de la población respecto de esos gobiernos. Los resultados positivos de las consultas de Durán Ballén (1994), Alarcón, Correa y Moreno también están ligados al alto grado de aceptación de la gestión gubernamental del mandatario al momento de proponer la consulta. Al parecer, hoy cuando la valoración social de la gestión del gobierno y de las instituciones republicanas son bajas y van en deterioro, la consulta popular de iniciativa gubernamental tiene pocas probabilidades de triunfo y de convertirse en una salida válida a la crisis.
La consulta popular por iniciativa ciudadana, nunca antes convocada en el país, tiene otra connotación, sus preguntas nacen de la gente, pueden, seguramente serán pertinentes y por su carácter ciudadano alejadas de los intereses de los poderes fácticos, públicos, o partidistas. Puede convertirse en una ruta válida para cambiar el procedimiento de designación de autoridades, depurar y calificar al sistema judicial, eliminar el actual sistema de partidos políticos para reconstruirlo y convertir a los partidos en organizaciones esencialmente democráticas, precautelar la existencia y funcionamiento adecuado del sistema nacional de salud y la seguridad social, y generar un nuevo marco constitucional que permita proteger mejor la seguridad de la gente, de tal suerte que se consiga un escenario y una ruta que guíe al país hacia recomponer las instituciones republicanas y con el ejemplo de los actores sembrar democracia en la sociedad.